viernes, 23 de febrero de 2007

(creo que esto es lo más gracioso del mundo)

Lo vengo viendo por YouTube, este programa es lo mejor del planeta.

viernes, 16 de febrero de 2007

Algunas veces...

Algunas veces uno no tiene internet en casa y es más difícil actualizar.
Algunas veces uno fuma después de un mes y escribe.
Algunas veces publica lo que escribe en el blog:

Just say yes to fumanchin'

En Sudamérica, en el Aconcagüa, en un túnel, un rio. Sobre el río un bote. Sobre el río y sobre el bote, sonrió un bigote. Era el de Sir Mandelort. Sonreía cada tanto porque se le secaba la boca, y él pensaba que una sonrisa siempre es más agradable a los ojos que cualquier otra morisqueta, aún en la oscuridad. A su sur, al sur de su brújula, una tós. Tras ella una boca, la de Growshop Barfs. Habían ya dejado en la costa, a Buster Kíng-kong, Leonardo Fobia y Luis Vittel Laundry, pues, Sir Mandelort sabía, su abuelo se lo había dicho, que algunas veces hay personas bien intencionadas y otras hay personas útiles, y no entran todas en un bote, verde, que va por un río en el Túnel Oeste del Aconcagüa. El TOA.
Entre las luces discretas de las antorchas que colgaban en las paredes, Sir Mandelort reconoció una barca, y una figura que lo miraba fijo, era Le petit mort.
Sir Mandelort no estaba sorprendido, se habían cumplido las otras profecías de la Adivina, pero ni lerdo ni perezoso, con su voz disparó:

Non rien de rien
non rien de rien
je suis Sir Mandelort,
vegetarien.

La muerte lo miró, ya habían cometido ese error demasiadas veces, sólo lo miró y dijo sin que se moviesen los labios que no tenía:-"No hablo fránces."
Sir Mandelort, confundidísimo, pensó:- ¿Para qué entonces, estudiar fránces si no es para hablar con la muerte? ¿Para ir a Francia? ¿A Canadá? y después, como quien encuentra la aguja del pajar, transpirada su frente: ¡A África, claro!
Recuperado (pareció pasar mucho tiempo, pero seguían enfrentados, el bote y la barca, el bigote y la Parca).

Usted conmigo no tiene que hablar un fato,
yo soy vegetariano y ni cuando como mato,
pues no se puede matar, lo que no ha nacido
o mejor dicho, lo que no ha sido concebido.

La muerte, lo miró en silencio, y levantó su dedo índice, de la mano derecha, aquel dedo índice que acaricio la frente de Hitler, el pecho de Pol Pot. El izquierdo, se ocupa de la muerte de los personajes ficticios.
Sir Mandelort, se levantó la pollera con la mano derecha, revelando así, su descansante nervio:

Si no me entendió, de una huerta,
es de dónde sale mi comida,
la que le muestro no esta muerta,
sólo levemente dormida.

Una última vez, sin tener respuesta, atacó:

Como dije, soy vegetariano,
mire debajo de mi panza,
la puede agarrar con una mano,
o con las dos, si con una no le alcanza.

La barca negra siguió su camino, lentamente, hasta que se enfrentó a Growshop Barfs. Un Growshop Barfs terriblemente aterrado. Escondió sus empagliaccis de carne, y cerró los ojos, suficiente tiempo estuvieron cerrados como para sentirse aliviado y al abrirlos vió que seguía ahí la muerte, quien cansada, le pregunto.-"¿Disculpe, no tendría un (y se tapo los labios varias veces con la ve de peron)?"
Growshop Barfs, se apuró y en ese apuro (en ese, y no en otro) casi se le va un remo:
-So... Sobran...- quiso decir, pero extraño acontecimiento, (pues desde su niñez no zezeaba), mientras le daba un rubio a la muerte, su boca dijo:- Zozobran.
La muerte le dió las gracias.
Growshop Barfs, levantando el remo, quiso decir otra cosa, pero sólo le salió:- Zo... Zobran...
La muerte, cuando ya estaba de espaldas a él, camino quién sabe a dónde, se quejó:
¿Sabe qué? ¡Su amigo es un pelotudo! ¿Qué carajo sabe si no vengo de un mal dia? ¿Eh? ¿Me puede decir? ¿Qué carajo sabe?
El atónito Barfs no supo que contestarle. Estuvo parco Barfs.
Sobre ese bote verde lima, siguieron, dos limones verdes. No llevaban reloj ni veían la ubicación del sol, así que durante ese momento, no sabían el tiempo que compartían, durante ese momento.
Llegaron al fin de ese momento a uno nuevo que se presentó en forma de isla, de una isla que descansa, (si es que las islas descansan y por eso siempre están acostadas) en el TOA.
El único habitante de la isla, era un hombre con una cara arrugadísima, parecía hecha de . Tenía una placa, al lado de su corazón, que leía "Tesorero Especial Argentino"
El pobre de Sir Mandelort, llevaba la brújula, sí. Pero no llevaba más la contraseña. Solo recordaba la cantidad de sílabas.
Hizo un intento lamentable:

Teóricamente, lógicamente
mientras sigo, le dejo my brújula
categóricamente, decidídamente,
o vamos, alguna otra palabra sobreesdrújula.

TEA sólo miró a los costados., uno y otro, repetidas veces. Tendrían que esperar al teniente. Sir Mandelort se sentó en el bote, una luna llena dada vuelta yacía sobre su labio. Su compañero lo siguió y empezó a comer una empagliacci. Estaba comiendo algo rico Barfs.
Larga sería esa espera, pues el Teniente Oimechetrés Antesdelalba, el único que recordaba la contraseña, estaba esperandolos en una isla del Túnel Oeste del Aconcagüa. Peculiar aunque no infartante casualidad, que TEA esté en el TOA, mientras TOA estaba en el TEA.

made in locolandia

locolandi@rts